Hoy se cumple un año más de aquel 16 de septiembre de 1976. Otro episodio nefasto en las páginas de nuestra historia, en el que diez adolescentes, de entre 16 y 18 años fueron secuestrados y torturados, producto de una dictadura que estaba instalada por aquel momento en nuestro país, y que estaba dispuesta a desarticular el gran contenido ideológico que se estaba expandiendo en la juventud de los años setenta. Ellos lucharon por algo que, en la actualidad se encuentra vigente, y muchos de nosotros nos beneficiamos por ello: el boleto estudiantil. Si bien en la actualidad, nos resulta algo cotidiano, en aquel momento, jóvenes como nosotros debieron movilizarse y ponerse de acuerdo para reclamar por sus derechos, lo que conllevó a la muerte de seis de ellos: Chicos comunes y corrientes, que luchaban por el bien común de todos los estudiantes, y principalmente, luchaban contra una feroz dictadura, que no daba tregua.
Hoy vemos los frutos de esas protestas, pero también vemos el desgaste que dejó en la juventud el golpe de estado. Aunque, poco a poco, año tras año, vamos reivindicando las luchas, y retomando ese trabajo que las generaciones pasadas nos encomendaron: Luchar por lo que somos, luchar por lo nuestro, y luchar por las generaciones que vendrán. Somos nosotros el futuro de un país, que gracias a los medios de comunicación, desdibujan la imagen de la juventud, y todo el potencial que cada uno de nosotros tenemos para dar. Por eso, depende
de nosotros mismos y de nuestra voluntad que “los lápices sigan escribiendo” y que no sean pisoteados una vez más sin clemencia. Se trata de cómo queremos que nos vea el mundo. Se trata de no tropezar sobre la misma piedra. Y se trata de permanecer unidos y luchar juntos por lo que nos compete a todos.
NUNCA MÁS