.escenas de una Memoria

Y este es simplemente otro intento desesperado de que un Blog conserve la cordura por al menos un año, y mantenga la cantidad justa de ingredientes como la mesura, el humor, la ficción, la realidad, lo sonoro y lo visual, por medio de lo lírico. Complicado de entender cuando la realidad muchas veces no es lo más ameno; hagamos lo posible por sobrevivir en esta jungla llena de medios de (in)comunicación, y escapemos con una sonrisa, que al fin y al cabo la vida es una sola... A tomársela con soda. Mi mundo ocioso está acá. »

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Y aún hoy, los lápices siguen escribiendo.

jueves, 16 de septiembre de 2010 1 comentarios

Hoy se cumple un año más de aquel 16 de septiembre de 1976. Otro episodio nefasto en las páginas de nuestra historia, en el que diez adolescentes, de entre 16 y 18 años fueron secuestrados y torturados, producto de una dictadura que estaba instalada por aquel momento en nuestro país, y que estaba dispuesta a desarticular el gran contenido ideológico que se estaba expandiendo en la juventud de los años setenta. Ellos lucharon por algo que, en la actualidad se encuentra vigente, y muchos de nosotros nos beneficiamos por ello: el boleto estudiantil. Si bien en la actualidad, nos resulta algo cotidiano, en aquel momento, jóvenes como nosotros debieron movilizarse y ponerse de acuerdo para reclamar por sus derechos, lo que conllevó a la muerte de seis de ellos: Chicos comunes y corrientes, que luchaban por el bien común de todos los estudiantes, y principalmente, luchaban contra una feroz dictadura, que no daba tregua.

Hoy vemos los frutos de esas protestas, pero también vemos el desgaste que dejó en la juventud el golpe de estado. Aunque, poco a poco, año tras año, vamos reivindicando las luchas, y retomando ese trabajo que las generaciones pasadas nos encomendaron: Luchar por lo que somos, luchar por lo nuestro, y luchar por las generaciones que vendrán. Somos nosotros el futuro de un país, que gracias a los medios de comunicación, desdibujan la imagen de la juventud, y todo el potencial que cada uno de nosotros tenemos para dar. Por eso, depende

de nosotros mismos y de nuestra voluntad que “los lápices sigan escribiendo” y que no sean pisoteados una vez más sin clemencia. Se trata de cómo queremos que nos vea el mundo. Se trata de no tropezar sobre la misma piedra. Y se trata de permanecer unidos y luchar juntos por lo que nos compete a todos.










NUNCA MÁS

Y como dicen, "Una imagen vale más que mil palabras"

viernes, 2 de julio de 2010 4 comentarios

Y resulta que, ante la espera de una descarga de adrenalina de mi parte para actualizar este blog con un texto dignamente elaborado, y después de estar en esta noche de viernes recorriendo los archivos de la carpeta "Mis imágenes" en mi computadora, me di cuenta que no toda manifestación artística son letras y palabras. Es por este motivo que les regalo un "collagecito" de fotos propias.
Espero que sean de su agrado.

Ah, casi me olvidaba... Tengo que hacer un pequeño comentario antes de subir mis fotos:


"Tristeza não tem fin, felicidade si"

Y ahora, formalmente les dejo con la presencia deslumbrante de mis fotografías.


Los dejo con esa última imagen, para que les quede grabada en sus mentes. Y, como el Tarot ya pasó de moda, me voy a hablar con el Pulpo Paul acerca de mi horóscopo semanal, a ver que me dicen los astros, ¿Vió?
Y si lo ven a Mick Jagger, díganle que "Alemania lo está esperando gustosa".
Nada más por agregar, nada más por aclarar, "me las pico", para decirlo en un lenguaje bien criollo.

Saludos estelares.

La Palabra de Una Estrella

jueves, 22 de abril de 2010 0 comentarios

Su mente vagaba por otros rumbos, algunos que ni siquiera había conocido. Se sentía entumecido por la propia noche que lo envolvía, espiado por la misma Luna que lo iluminaba, y acechado por las bellas estrellas que decoraban la oscuridad con su brillo. Siempre había encontrado en la noche el amparo que necesitaba; era el camino que lo conducía impetuosamente a la reflexión, y de alguna manera lo hacía aliviarse de sus temores, aunque éstos afloren nuevamente con la llegada del alba, como si fuesen ya parte de su día. Pero a pesar de que (con su extraña forma de concebir la vida), considerase a la noche como su compañera, ésta vez se sentía ya parte de ella.

No sabía percibir qué estaba cambiando en él. Se miró a sí mismo y se vio recostado sobre el césped del patio trasero de su casa, como solía hacer, con las manos apoyadas detrás de su cabeza y la mirada fija en la negrura que lo empapaba. Durante el día había llovido, por lo que podía oler ese aroma a tierra mojada que tanto le fascinaba; inhaló profundamente, dejando que la naturaleza invada cada capilar de su cuerpo, y sintiendo la brisa nocturna sobre su rostro, cerró los ojos, y escuchó…

Escuchó el silencio, la calma que lo rodeaba, y se sintió afortunado de estar disfrutando de ese momento. En su mente, cada minuto equivalía a una hora para él, pero le era suficiente para relajarse y ordenar sus pensamientos, actividad que lo hacía conectarse con lo más profundo de sí mismo. De repente, y como si la tranquilidad de su ensimismamiento hubiera sido corroída, abrió los ojos, y observó detenidamente el cielo, las mil y un estrellas encendidas en el espacio, lejano, infinito, eterno… Resplandecientes y vivaces en la noche. Recorrió su mirada por cada uno de los puntos blancos que pintaban la madrugada, de derecha a izquierda, de arriba abajo, una y otra vez... Como si quisiera encontrar alguna conexión, alguna señal. Por primera vez en su vida sintió comunicarse con las estrellas, que le hablaban, que brillaban por y para él. Entonces, sonrió. Por algún motivo que no pudo comprender, lo invadió la alegría; la sintió desde la punta de los pies, recorriéndolo a través de todo su cuerpo, hasta llegar a su cabeza, a todos sus sentidos. Decidió por fin, emprender el regreso de su patio al interior de la casa, para dar fin a su día, y encontrarse con los sueños dormidos bajo su almohada. Con pereza, se levantó, y con paso vacilante comenzó a caminar. Le costaba desprenderse de la noche, más que nunca, pero finalmente cedió a su deseo de quedarse.

Acostado ya sobre su cama, pero sin poder dormir, contempló la blancura del techo, teñida con la opacidad de la oscuridad. Algo le estaba robando su concentración; se sentía ansioso. Finalmente, y luego de varias vueltas en su cama, se vio vencido por el sueño.

A la mañana siguiente, lo despertó el rayo del sol sobre su cara. Enérgicamente, saltó de su cama y se dirigió a su ventana. A diferencia del día anterior, el cielo presagiaba un día completamente despejado. Sabía que también para su vida, ese día sería importante, o al menos decisivo. También sus cielos se habían despejado la noche anterior, cuando la noche lo envolvió en su magia.

Se vistió (y a pesar de que era sábado), salió de su casa temprano, a encontrarse con la mañana, con la vida que desprendía el cielo, con la luz que irradiaba el Sol. Caminó y caminó, a paso lento, pero decisivo, hasta que llegó a una plaza, verde como la esperanza que lo invadía. Se detuvo en una esquina, y se escabulló detrás de un árbol.

La vio sentada en un banco, escribiendo, como todos los sábados. La contempló como si fuese una pintura en una galería de arte. Caminó hacia ella y se sentó a su lado. Ella lo miró; lo reconoció y, aunque sorprendida, sonrió. Intercambiaron miradas por unos segundos y luego ella le preguntó jocosamente:

- ¿Qué hacés por acá? ¡Qué sorpresa me diste!

- Nada. Simplemente que anoche, una estrella me dijo que estarías aquí.

Y, tímidamente, tomó su mano.

28 Años.

viernes, 2 de abril de 2010 0 comentarios


Porque aún hoy, después de 28 años, las heridas no están cerradas, las vidas nunca serán devueltas, las familias no serán reconstruidas, el dolor no fue aliviado. Fueron más de 600 pibes adolescentes, con la ilusión de una vida, de tener un trabajo, una familia, que se quedaron en Malvinas por formar parte del juego macabro de un gobierno imprudente cuya única intención era obtener la credibilidad de un pueblo azotado por una dictadura militar.

Ellos fueron víctimas de una maniobra desastroza en la historia argentina.
Fueron víctimas de una guerra completamente desigual e innecesaria.
Fueron víctimas del frío, del hambre y de la lluvia.
Fueron víctimas de la manipulación de los medios.

Fueron víctimas de un pueblo que jamás los recordó como HÉROES.


...Y AÚN HOY, DESPUÉS DE 28 AÑOS, ALGUNOS SIGUEN ESPERANDO UNA SEÑAL DE RECONOCIMIENTO.


Para finalizar, les dejo una poesía de Jorge Luis Borges.

Milonga del Muerto

Lo he soñado en esta casa
entre paredes y puertas.
Dios les permite a los hombres
soñar cosas que son ciertas.

Lo he soñado mar afuera
en unas islas glaciales.
Que nos digan lo demás
la tumba y los hospitales.

Una de tantas provincias
del interior fue su tierra.
(No conviene que se sepa
que muere gente en la guerra).

Lo sacaron del cuartel,
le pusieron en las manos
las armas y lo mandaron
a morir con sus hermanos.

Se obró con suma prudencia,
se habló de un modo prolijo.
Les entregaron a un tiempo
el rifle y el crucifijo.

Oyó las vanas arengas
de los vanos generales.
Vio lo que nunca había visto,
la sangre en los arenales.

Oyó vivas y oyó mueras,
oyó el clamor de la gente.
Él sólo quería saber
si era o si no era valiente.

Lo supo en aquel momento
en que le entraba la herida.
Se dijo No tuve miedo
Cuando lo dejó la vida.

Su muerte fue una secreta
victoria. Nadie se asombre
de que me dé envidia y pena
el destino de aquel hombre.


Saludos.

Una Visita Inesperada

domingo, 14 de febrero de 2010 3 comentarios

Y nuevamente, después de un agujero negro en el Blog, reaparezco, y esta vez les dejo un pequeño cuento que escribí alguna vez. Espero que sea de su agrado.

Una Visita Inesperada

Yacía aquel hombre sentado sobre un viejo sillón de negro y avejentado cuero. Su mano izquierda reposaba tranquilamente sobre su rostro fruncido, mientras que la derecha acariciaba con delicadeza el corroído material. Quién sabe en qué estaba pensando, era una persona muy reservada; casi no hablaba con nadie en el barrio. Era conocido por su extrema amabilidad, su preocupación por los demás, su entrega hacia el trabajo. Todos lo apreciaban, todos buscaban hacerlo sentir cómodo, pero nunca diría una palabra sobre su vida. Sus horarios eran irregulares, debería ser una de esas personas que odiaban la rutina, que odiaban tomar el mismo camino todos los días, que necesitaba explorar el mundo. Si, aún necesitaba explorarlo, como un niño que da sus primeros pasos y aprende a usar su tacto para identificar los objetos que lo rodean. Sus vecinos, el barrio entero, e incluso yo, un completo desinteresado e insensible abogado, sentía curiosidad sobre quién era aquel extraño (Extraño porque a pesar de haber vivido más de veinte años en la zona, este hombre sigue siendo un misterio para todos).

Como dije hace un rato, soy abogado; si agrego mi nombre resultaría un pomposo y vano detalle que afectaría la historia: Así que, pueden llamarme como su imaginación desee (Gustavo, Esteban, o simplemente “El Abogado”). En fin, mi vivienda tiene lugar justo enfrente de la casa de este extraño vecino, y todos los días, finalizada mi solitaria cena después de un arduo día de trabajo (También soy divorciado) disfruto recostándome en mi sillón de pana y observar con detenimiento a este sujeto que tanto logró despertar mi curiosidad, dormida sobre la monotonía de mis días. Intento comprenderlo, intento visualizar sus pensamientos, intento descubrir el porqué de su actitud con todo el vecindario. Pasadas varias noches de mi más reciente hobbie, llegué a la conclusión de que también él disfrutaba dejar correr el tiempo sentado sobre su sillón de cuero gastado, escuchando el silencio que habitaba el exterior y mirando la negrura que pintaba la calle; sentí que algo nos unía. Por momentos mi mirada se fijaba en su puerta, solitaria, pálida, vacua. Ahí fue cuando me di cuenta de lo que se le cruzaba por la mente. Me sentí aliviado al creer que había podido encontrar, en cierta forma, una explicación racional a todo el asunto. Tomé la decisión de pasar por su casa la mañana siguiente, y hablar con él por al menos unos minutos.

Y así fue como se dio; con determinación toqué a su puerta, y al cabo de medio minuto sentí la cerradura dando un brinco de alegría. En un instante, la vieja madera se abrió rechinando y el hombre me invitó a pasar con una sonrisa dibujada en su rostro, exclamando un “He estado esperando mucho tiempo para que alguien se dignase a venir”; me contó que su esposa había fallecido hacía muchos años, y que desde aquel entonces se sintió completamente vacío. Encontraba un refugio seguro en su trabajo, donde todo el mundo sabía de su historia y le ofrecía unos minutos de su tiempo para escucharlo hablar sobre sus anécdotas pasadas, provocándole más de una vez que alguna que otra lágrima se deslice sobre sus mejillas. También era consciente acerca de los rumores que se corrían en el barrio acerca de su misteriosa persona: “Todos dicen que soy un tipo raro, pero nunca nadie vino aquí a preguntármelo. Todos aceptaban mi ayuda cuando la necesitaban, todos me saludaban con alegría cuando me veían caminando por la vereda, pero jamás se detuvieron a hablar ni una sola palabra sobre mí; a nadie le importaba. Todos vivían en su burbuja de egoísmo, pensando en sus vidas, en sus problemas. Sus lenguas eran rápidas para opinar, pero no mostraban curiosidad alguna sobre mi manera de actuar. El barrio dice que soy un tipo raro por no dar datos sobre mí, pero… ¿Acaso alguien me lo preguntó? No, nunca. Simplemente pretendían que dé un discurso a cielo abierto sin ningún motivo. El resultado fue claro: “La gente quiere respuestas sin realizar una pregunta”. Pero usted fue el único capaz de venir a buscar la respuesta a su inquietud.”

Esa noche, cuando regresé del trabajo, me recosté en mi sillón, pero el viejo vecino ya no estaba allí. Por el contrario, había una luz prendida en lo que supuestamente sería su altillo. No logré imaginar qué estaría haciendo, pero tampoco necesitaba una respuesta inmediata a mi reciente pregunta…


Fin

Cuando el Arte engaña la Visión.

miércoles, 13 de enero de 2010 2 comentarios

Julian Beever es un artista británico que se dedica a dibujar con tiza. Ha creado dibujos de tiza en 3D en el pavimento utilizando un método llamado anamorfosis que crea una ilusión óptica. Sus dibujos en las calles desafían las leyes de la perspectiva.

La Anamorfosis es un técnica utilizada principalmente en el arte de la pintura, la cual consiste en dibujar una imagen que a simple vista simula estar defectuosa; la clave está en que, para una mejor comprensión de la misma, es necesario ver dicha imagen desde un punto de vista diferente, esto es, haciendo uso de la Perspectiva.

Les dejo unas imágenes realmente impresionantes de este artista.




















¡Qué poca comunicación!

domingo, 10 de enero de 2010 2 comentarios

Es un placer volver a reconectarme con el Blog después de unos placenteros 10 días, en los cuales mis neuronas sufrieron un colapso térmico, producido por las altas temperaturas que ha estado midiendo la ruidosa, bochornosa, avejentada y estupefacta provincia de Buenos Aires. Ambiente natural en este mes de enero; mes elegido por muchos para desconectarse del trabajo y de las agresiones naturales de la vida cotidiana tales como tolerar a la vecina de la izquierda y sus manías de persona mayor, o al vecino de la derecha y su jovial espíritu adolescente escuchando Metallica o System of a Down al máximo volumen a las nueve y media de la mañana; o escapar de los medios de comunicación, como el teléfono maldecido por los contestadores automáticos que simplemente con acercar el tubo a tu oído te informan con total alegría de que "Usted ha ganado un Wolsvagen a pagar en...", lo cual solo me recuerda la repugnancia que les tenemos a todo ser humano (O inhumano) que cuelga estas propagandas en la línea telefónica sólo para romper nuestro cielo estrellado de total inacción con un rayo malicioso que nos hace poner de pie y dirigirnos dando pasos pastosos imaginando que al menos, el esfuerzo valdrá la pena, pues será alguna persona de interés que nos hablará y quebrará nuestra rutina diaria con algún que otro dato que alimenta nuestra curiosidad y nos abre paso a una nueva actividad como lo puede ser "EL CHUSMERÍO"... Pero no, resulta que nos atiente un contestador que hiere nuestros perezosos sentimientos, declarándonos en ese preciso momento, en guerra contra todo contestador automático.
Para no cortar el hilo de conversación, otro dato interesante respecto a los teléfonos cayó a mi mente como un paracaidista que busca desesperadamente el suelo: Y me refiero sin más subterfugios que a los servicios técnicos de cualquier empresa y rubro (Telefonía celular, Internet, etc.). No hay nada más desesperante que escuchar a OTRA GRABACIÓN con vos robótica hacerte presionar número tras número para finalmente anunciarte que "nuestros representantes se encuentran ocupados" luego de hacerte esperar unos tres minutos escuchando alguna música polifónica que se repite una y otra vez llevándote al borde de la locura.
Y, si hablamos de los teléfonos, cómo no hablar de las típicas llamadas equivocadas, donde el emisor de la misma exclama un confianzudo "Hola Fulanito!" seguido de un "Erh... ¿Con qué número quiere hablar?" de nuestra parte, con el que le inyectamos una dosis de vergüenza a la otra parte para que conteste un tímido "Uh, disculpe. Me equivoqué" y finalice la comunicación en un abismal y rencoroso "Tuuutuuutuuuu", quedando así, olvidado para siempre.

Corto la comunicación por el día de hoy.
Hasta la próxima entrega.
Y, muchachos, si un extraño los llama por teléfono y les pide el número de su tarjeta de crédito, recuerden: No le proporcionen esa información; es muy probable que quieran robarles.

Los saludo desde mi refugio lunar.
Bon voyage!